Es muy común pensar que dejamos de movernos porque envejecemos, cuando la realidad es que envejecemos porque dejamos de movernos.
Nuestro cuerpo está diseñado para el movimiento y lo que no movemos lo perdemos. Si añadimos a esto el paso de los años, donde no hemos trabajado quizá lo suficientemente bien nuestra musculatura, nos pasa doble factura.
Y es que cuando llegamos a una determinada edad solemos pensar que ya no merece la pena, que va a ser inútil ya si no se ha hecho antes, y nada más lejos de la realidad.
Es cierto que todo ejercicio que se haya hecho desde edades tempranas ayuda para la edad adulta, pero nunca es tarde para empezar y para ver las mejoras que aún podemos conseguir.
El beneficio más importante y esencial en la edad de oro es la AUTONOMÍA. No es lo mismo llegar a una edad longeva pudiendo realizar las tareas del día a día y cuidándonos por nosotras mismas, que llegar con restricciones de movilidad, necesitando ayuda y con dolores varios provocados por posibles enfermedades derivadas de la falta de movimiento.
Es cierto que no todo está en nuestra mano cuando hablamos de salud, pero sí podemos decidir hacer todo lo posible para intentar vivir una vida plena y autónoma todos los años que vivamos, y aquí el ejercicio físico cobra un papel muy importante.
Eso sí, si en todas las edades, la prescripción del ejercicio físico por un profesional de la salud es importante, en la edad de oro, es esencial. En Zevras acompañamos a la mujer adulta hacia un día a día más autónomo, más indoloro, más energético y más feliz. En conjunto con otras mujeres en situaciones similares, el camino y el esfuerzo se convertirá en complicidad y diversión asegurada.
No dudes en contactarnos, nos conocemos, lo hablamos y vemos cómo podemos ayudarte.
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